Actualmente hay miles de físicos con ideas extravagantes que son ampliamente desconocidos por la mayoría de personas, pero cuyas teorías siempre son posibles matemáticamente hablando, otra cosa es que se puedan demostrar. Por ejemplo en 1997 el físico Max Tegmark, aceptó las implicaciones del “gato de Schöringer, la interpretación de Copenhague y la teoría de los muchos mundos de Everett y a través de un experimento mental afirmó que la muerte es algo que nunca sucede. Según su teoría cada uno puede morir en el Universo de otra persona pero por extraño que parezca en el nuestro no.
Para entender esto hay que retomar la teoría del Universo Everett y explicar también la Teoría del Universo participativo de Wheeler. Según este físico, el observador humano no sólo produce el estado actual del Universo sino que también produce el estado del Universo en el pasado. Cada uno de nosotros producimos nuestros Universos paralelos Everett, hasta remontarnos al Big-Bang.
En 2002 explicó su teoría con una reproducción del célebre experimento de las rendijas. Recordemos que según este experimento una partícula disparada por un cañón de partículas pasa, inexplicablemente a través de las dos rendijas convirtiéndose en onda. Su experimento consistía en lo siguiente: